MAÑANA, MAYORMENTE SOLEADO

"Cautivo"

primera parte

Estoy despertando unas horas antes y ya no siempre encuentro qué hacer entre las seis y las ocho de la mañana. Hay días que solo me levanto y permanezco en pijamas deseando que haya algo para ordenar del escritorio, y hay días que olvido que no debo calzarme el traje y corbata para ir a la empresa y conmover a mi familia. Es martes, hoy me traen la medicación.

Tener a un oncólogo como médico de cabecera no va a someter mis días a la pesadumbre . Ayer llamó para rogarme que tengamos una consulta cara a cara. Estoy tapado de trabajo y vienen funcionando muy bien las consultas telefónicas. Solo espero que sea la chica y su extraña motocicleta la que venga hoy del laboratorio. Alguna vez vino un muchacho, no sé de qué depende esta aparente alternancia esos martes y jueves. Pero la prefiero a ella.

El martes pasado dejé que se empapara en la puerta sin que supiera si tenía que seguir esperando a que alguien le abriera. Creo que ya se topó con Julia una mañana en la que se iba irritada luego de que quisiera que discutamos sobre nuestro presente. Pero el día de la lluvia yo no quise salir, no estaba en mis mejores días para asimilar que la enfermedad me tiene cautivo en mi casa. Ese día arrojó el paquete a través del portón, luego de que se tomara el trabajo de ponerle un plástico que sacó de la gaveta de su simpática moto para protegerlo de la lluvia. Yo la miré desde la ventana, intentando adivinar el color de sus ojos.

He contemplado a cada mujer en momentos que no imaginan, prefiero verlas en lo simple de sus movimientos cuando hacen algo a observarlas en mi cama. 

Voy a vestirme, y voy a esperar a que suene el timbre  para ir a buscar a la puerta el pedido.

 



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