SEXI

Dejé mi cama desecha,
con las sábanas arrugadas, olor a sexo y ropa en el piso.
Es como si quisiera recordar esta herida de guerra mientras busco alguna serie para mirar.
Tampoco fui a ducharme, me puse apenas ropa para despedirlo en la puerta.
Fue dificil poner fin a los besos. Con Martín me es dificil cualquier límite.
Pero me gusta mi piel después de hacer el amor con él.
Miro al techo, cierro los ojos y quiero recordar cómo fue nuestra noche.
Que empezó mientras me vestía, mientras elegía mi ropa interior e imaginaba los lugares en donde íbamos a estar desnudos, en casi toda la casa.
Tenía, entonces, la seguridad que esto iba a ocurrir apenas nos viéramos; ni bien cruzara la puerta y nos besáramos, sin importar que nos interrumpiera la llegada de la comida.
Pero no  fue así.
Vuelvo a el momento en que nos encontramos. La mirada estaba cargada de excitación pero solo nos besamos brevemente. Dejó el casco, se quitó la campera y me pidió con sus manos un abrazo. Nos abrazamos con cariño, y nos besamos con pasión. Disfruto su boca, su saliva, su respiración, su lengua. Pienso que nació para besar como besa.  Tuve que contenerme y me separé para preguntarle si tomábamos el vino. Aceptó para contenerse también.
Sigo recordando, y pienso detenerme en cada detalle. (No voy a mirar ninguna serie).
Me sienta bien continuar en mi cama, con más entusiasmo para seguir, sin ropa y con su olor en mi cuerpo.



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