Su mujer
Puedo levantarme como un resorte un sábado a la mañana para imaginar el día y para ocuparme del jardín. Mi hijo quedará disfrutando de mi cama, la televisión a sus pies y un desayuno especial. Amo las mañanas. Mientras cebo el mate , chequeo los mensajes desde el teléfono: hay saludos por el día internacional de la Mujer; también algo dicen en la radio. Puedo decir que me siento parte de las homenajeadas, aunque preferiría reconocer a otras mujeres, como a mi madre. A veces compite en mi el término mujer respecto al de madre, y el segundo me define mejor. Me pienso mujer cuando hablo de un hombre; de un príncipe de cuento así como me gusta imaginarlo. Un esquema tan arcaico pero que me sirve para reconocerlo así de lajano. Ese hombre existe, soy yo la que por primera vez no va a adelantarse e invitarlo a salir. Él sabe, y como mujer pondré a prueba la vieja norma de esperar como una dama. Este hombre, a quien llamaremos M, no está tan lejos. Es poco el tiempo que tenemos que espe